Cuando

Cuando caes en la cuenta
de que de aquellos buenos
recuerdos, en gran parte
inventados, no queda
más que un yermo y exiguo
cúmulo de cenizas
al arbitrio del viento.
Y miras al pasado
y no ves más que restos
de vísceras exánimes
de un animal que ansiaba
vivir y nació muerto.
Quizá algo así sería
el espanto del alma
condenada al castigo
de la desesperanza
eterna, de existir
de algún modo el infierno.
Cuando caes en la cuenta
y caes y ya, sin fuerzas
ni fe, por más y más
que lo intentas no logras
volver a levantarte.
Cuando caes y, rendido
de amargura, no puedes
dejar de preguntarte
"hasta cuándo, hasta cuándo."