viernes, 19 de octubre de 2018

En la picota (XIII)


en el origen
                      todo
fue confusión
                        el verbo
no se correspondía
con la amalgama equívoca
de sombras sin aliento
que el eco de la llama
arcana —o sus cenizas—
transmudado en cincel
tras impactar —un golpe
letal— en el azogue
cincelaba en los muros
sin voz de la caverna

pero el tiempo ha limado
las astillas del hueso
sin centro y las espinas
y ha quebrado la ciénaga
de la sombra inicial
en fragmentos opacos
del eco del espectro
de un sol nunca nacido

y ahora cada fatuo
concepto y su reflejo
transitan al unísono
con rumbo a sus orígenes
sin útero —el abismo
primigenio sin sol
rosas olas ni viento

el verbo se ha hecho carne
perecedera y trémula
de pavor
                llaga herida
de muerte que obstinada
en huir de su destino
ha labrado en el lóbrego
mar que brama en el techo
de la caverna un astro
amarillo sin tuétano

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