Avezados expertos en las malas artes de la impostura, nuestros paleopolíticos contemporáneos patrios carecen de tiempo para hacer política. Lo tienen permanentemente ocupado en hacer campaña electoral mediante el uso indiscriminado de la falacia. Es el trágico sainete con trampa y con cartón, etimologías aparte, de la democracia. Sesión continua con nada más que unas horas al año sin función: la noche de Halloween, cuando se despojan de su burdo disfraz de servidores públicos para mostrarnos sus verdaderos y monstruosos rostros de alimañas antropófagas. Que por algo esa noche la consagramos de un modo u otro al terror. ¿Truco o treta? Trepo, atraco. Y que le den por el orto al sol por Antequera. ¡Viva el Bloody Mary!
Para ellos la vida es un espejo público, los ciudadanos a pie solo les preocupan porque les dan votos, que si no....
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