miércoles, 16 de mayo de 2018

Historias de la calle Alfarería (41): Primavera en flor (III) (Carlos Parejo)


Hay calles estrechas en Sevilla, como ésta de Alfarería, en la que las autoridades municipales han podido plantar 18 alcorques de la “Sevilla naranjizada” del siglo XXI solamente en más ancho tramo final. El resto de la vía se defiende del calor con ese juego de luces y sombras de las fachadas de uno y otro lado de la calle tan típico de los pueblos mediterráneos.

Pero a la calle Alfarería la atraviesa una avenida que, por ser más ancha y estar trazada sobre el antiguo foso medieval que circundaba el barrio de Triana, alberga una digna colección de árboles de jacaranda, de los que han emergido sus brillantes y esplendorosas flores moradas en el mes de mayo. Como ha sido un invierno frío y lluvioso ha habido que esperar a mediados de mes para que se produzca este “milagro” primaveral. La savia ha ascendido por los troncos con más fuerza, tras una semana de buen tiempo- seco y soleado- y ha ido transformando a estos árboles –como si fuera una “maga”- en un jardín aéreo de flores moradas, que se han ido esparciendo desde las copas más altas y soleadas hasta sus más bajas ramas.

En cualquier caso, su efímera belleza a la vez que nos llena de alegría el alma está llena de tristes presagios. Cuando a finales del mes de María caigan las flores al suelo se convertirán en una pringosa y resbaladiza basura vegetal, muy molesta para viandantes con problemas de equilibrio. ¡Qué fin más trágico, el de ser recogidas pronta y arduamente por los servicios de limpieza, para tan exuberante belleza aérea! ¡Por qué vive su esplendor floral tan rápidamente!

Un pequeño, delgaducho y adolescente árbol de jacaranda, replantado más tardíamente, ha sido el primero en llenarse de flores moradas. ¿Habrá sido la impetuosidad e impaciencia de su espíritu juvenil? Por el contrario, los árboles de jacaranda más achacosos, viejos y umbrosos son siempre los últimos donde la pelusilla pardo grisácea de sus últimas ramas acaba transformándose en bellas flores moradas. Como le sucede por igual a la especie humana, los milagros vitales relacionados con la belleza son más costosos y difíciles en tiempos de apartamiento, senectud y enfermedad.

(¢) Carlos Parejo Delgado.

1 comentario: