Lo peor de las últimas declaraciones de Villalobos no es que constituyan una falta de respecto intolerable para con los pensionistas y el conjunto de la clase trabajadora; lo peor es que nos amenaza con seguir chupando del bote sine die por entretenerse jugando al Candy Crush y con continuar, a ratos, favoreciendo la codicia de las mafias del totalitarismo financiero en detrimento de los derechos de los trabajadores y el común de los ciudadanos.
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