domingo, 14 de enero de 2018

Loa a Donald Trump


Empecemos diciendo
que nunca me ha gustado Donald Trump
y que no tengo duda
alguna de que nunca ha de gustarme.
Quiero decir con esto
que con sujeto semejante nunca iría
de tapas y cervezas, a una guerra
o a un pecio del medievo a la conquista
del más grande entre todos los tesoros.
Lo considero un bárbaro, un psicópata
violento y peligroso
que más pronto que tarde acabaría
por darme una patada en los cojones
o un par de puñaladas en el pecho.
¿Por qué motivo, entonces, me propongo
loarlo en estos versos?
Porque no todo es malo en Donald Trump;
me refiero a que tiene cualidades
que, siendo muy importantes en política,
hoy día, en los despachos oficiales, se encuentran
en vías de extinción si no extinguidas.
Sinceridad y transparencia. La última
muestra de esto que digo
ha sido preguntarse
por qué hay que consentir que una legión
de parias con origen en países de mierda,
acceda a los Estados
Unidos con la idea de quedarse
y hacer allí su vida para siempre.
Sinceridad y transparencia. Hay otros,
los muchos, que, pensando
de idéntica manera, van y callan,
o hasta llegan, hipócritas, a defender en público
la solidaridad y los derechos
humanos sin distingos,
en tanto que, en privado,
encargan a terceros que alcen muros
o caven hondas fosas plagadas de caimanes
a fin de contener a los que llegan
a sus puertas huyendo de la guerra y el hambre.
Sinceridad y transparencia. A Trump
le sobran. Del morlaco
manso me libre Dios,
que del bravo y demente, el que viene de frente,
procuro hacerlo yo; ¿no les parece
motivo suficiente de alabanza?

1 comentario:

  1. También es un mentiroso patológico, al afirmar que es el menos racista de la Tierra

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