La teta fálica
Un par de calcetines con tomates
y unos zapatos de segunda mano;
no pido más, si acaso
una pizca de sal que nos permita
dar pie latino a un cántico
que, a modo de ensalada, haga jirones
tanta ley seca, tanto
canibalismo, tanto
silencio y nos anime
de una vez para siempre
a compartir el pan y el verso
y a clamar al unísono
"bebe y deja vivir"
que hay que ser más Bukowski
y menos poetastro beodo y resacoso,
adicto al cloroformo adocenante
que mana de la teta de lo público.
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