Bueno, vale, lo confieso, yo también, en una ocasión, y admitiendo que no deberían ser en caso alguno tomados en consideración como atenuante los 17 vodkas con naranja que me había metío entre pecho y espalda, besé una bandera del Sevilla. ¿Pasa algo, tiquismiquis?
Yo la tuve que izar y arriar y besarla antes de doblarla y guardarla delante del sargento de Guardia de Marinería durante meses y, si no, al calabobos
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