Cuartetas para mi nieta Marta en Bratislava (Agustín Casado)
Ni esa iglesia azul añil
más pitufa que no eslava,
ni el Danubio que pasaba
tan tranquilo por allí
Ni de cerveza un barril,
ni el castillo aquel que estaba
medio loco pues mostraba
en cada torre un alfil
Ni tampoco aunque sean mil
las fuentes que refrescaban
estos calores de lava
que son propios del Brasil
No creáis que estoy senil
si os digo que en Bratislava
lo más bello caminaba
del bracito junto a mí
Un soldado sin fusil
en un banco se apoyaba
cayéndosele la baba
y un piropo zascandil
Otro Nacho, este civil,
la chistera destocaba
queriendo pelar la pava
con un requiebro gentil
La belleza juvenil
de mi Marta, esa guayaba,
a su paso le arrancaba
hasta un silbido al Cumil.
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