Lo mejor de, en su caso, tener que votar en Navidad es que es muy probable que al fin tengamos la oportunidad de escuchar a un ciudadano Borbón hablarnos del tiempo, la Liga y sus secretillos de cocina, en la tradicional y entrañable perorata "institucional" con la que nos han venido amenizando la Nochebuena desde hace tanto nuestros sucesivos y, de un modo u otro, sucesorios Jefes del Estado.
Todos quieren eternizarse en los sillones!
ResponderEliminarVotaré, almorzaré las sobras de la noche buena y luego cenaré viendo a mi Rey, qué corto se hará el día, pues nadie se levantará antes de las doce...
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