Sólo en un sistema que utiliza la competitividad a cualquier precio como medio para que unos pocos, casi siempre los mismos, alcancen el éxito, se puede encontrar el motivo del creciente número de suicidios y depresiones entre los "fracasados" de nuestro mundo mal llamado civilizado. Una lacra, por tanto, con un origen político-social, cuyo tratamiento se deja, como solución falsa y muy a menudo ineficaz, al ámbito de lo individual y lo privado: el vis a vis con un psicólogo. Falsas soluciones que, siguiendo la terminología medioambiental, podríamos denominar de "final de tubería" y que se sitúan a años luz de ese axioma que asegura que más vale prevenir que curar. Pero la pela es la pela, claro.
¡A pelearse crudo por la pela, para que se lo lleven los estraperlistas!
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