Érase una vez un lobito bueno. Rojo como las amapolas. Y un grupo de
pastores, tan codiciosos como lerdos, que se dedicaban sin descanso a
entonar la misma y muy cansina cantinela: "¡Que viene el lobo rojo, que
viene el lobo rojo!" Y llegó el lobo rojo, y todos al fin pudieron comer
perdices y a los pastores lerdos mal disfrazados de cordero les dieron con el plato en sus
pinóchicas narices.
¡Cuentos para infantes!
ResponderEliminarNo hay lobos rojos, ni azules, como tampoco ovejas verdes ni rosa...
ResponderEliminarHay lobos y ovejas en toda la gama de blancos, negros y marrones ;)
Claro que si todos los grandes dictadores fueran como Chaplin, sería buena la dictadura y los lobos violeta deberían gobernar ;)