La misma mano
La mano que te deja
disimular el hambre
royendo las migajas
que caen desde su mesa,
es la misma que a un tiempo
te esclaviza apalea
estrangula cautiva.
¿Morderla o no morderla?
Es la cuestión. O muerdes
o acabarán borrándote
de hambre o a dentelladas.
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