Esta vida no es más
que un cuento atroz sin lámparas
habitadas por genios
generosos dispuestos
a otorgar tres deseos.
—o uno al menos. Primero:
ver cumplidos los sueños
de vigilia. Segundo:
que, de no ser posible,
se consumen en sueños.
O tercero: el ansiado,
aun tan temido, olvido.
Los sueños rescatan los olvidos almacenados en el desván de la memoria
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