domingo, 20 de marzo de 2016
Teología de la sed
Sediento, en sueños,
lamo tu corazón
de sal, hielo y espinas.
Hierve helada mi lengua.
Me desangro. Enmudezco.
No importa. Sé
que, pese a estar vedado
a mis ansias, su centro
alberga un tibio oasis
de dulzor y ternura.
1 comentario:
Carlos
21 de marzo de 2016, 8:27
La sed del desierto sentimental buscando oasis de dulzor y ternura
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La sed del desierto sentimental buscando oasis de dulzor y ternura
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