Si terminamos asumiendo que estos lodos, estas arenas movedizas que amenazan con engullirnos, provienen del polvo de nuestra tan cacareada por los interesados condescendencia con el islamismo, estaremos de nuevo errando el tiro. Es el capitalismo -disfraz con el que en nuestros días se atavía el renovado totalitarismo-, estúpidos.
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