Volverán los flamencos con su atuendo
color gamba a poblar la marismeña
guarida del Odiel donde el río sueña
entregarse al Atlántico muriendo
de gozo sosegado, sin estruendo,
en ese coito agónico cual leña
ardiendo que, de aroma a sal, empreña
el aire en tanto el sol se va poniendo.
Volverán, pero aquellos que, turbados,
nos vieron, tú amazona y yo tu potro,
desbocados, huyendo uno del otro,
quedándose a otros pagos aferrados
con la fuerza inconsciente de un imán
indómito, ya nunca volverán.
ResponderEliminar<3 Besos, ¡ Poeta !
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Por fin un poema a los bellos paisajes de la reserva Natural del Odiel. Bello y sugestivo, a ver si lo lee el director conservador mientras anilla flamencos
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