martes, 16 de febrero de 2016

Amonestación verbal

Ayer, al volver por la tarde del trabajo, tuve la desdicha de oír, no sin perplejidad creciente y algo de náuseas, a dos periodistas deportivos hablar en la SER durante más de 15 minutos de un penalti. Un sólo penalti. El mismo y jodido penalti. Nada más les faltó recabar la opinión del Santo Padre de Roma acerca de tan trascendental asunto. Y no pude evitar pensar que estamos más jodidos de lo que los más pesimistas hayamos podido o pudiésemos llegar a imaginar nunca, que esto no tiene arreglo posible, que este vapuleado mundo se dirige a marchas forzadas y sin freno rumbo al más puñetero de los carajos. ¡Más de 15 minutos de mierda dedicados a un penalti! Cuando, como perfectamente podría referirnos nuestro nunca suficientemente estimado Presidente del Gobierno en funciones, un penalti es un penalti, y un tiro al palo, un tiro al palo.

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