Pronuncian la palabra
“progreso”
en tanto en un recóndito
rincón de nadie sabe
ni quiere saber dónde
un niño hambriento vuela hecho pedazos
tras pisar una mina antipersona.
Más tarde en conferencia
de prensa ponen verdes
a esos desarrapados sin conciencia
―ecologistas, pacifistas y otros
radicales del diablo― que pretenden
hacer retroceder al ser humano
al tiempo del gruñido y las cavernas.
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