miércoles, 18 de noviembre de 2015

Expertos, pero no tanto, en terrorismo



En ocasiones, en muchas ocasiones, uno se tiene que morder y se muerde la lengua. Por respeto a las víctimas. Y para no añadir más miedo al fuego. Pero llega un momento en el que la náusea es tanta, que no queda otra que vomitar lo que se ha estado conteniendo en las tripas con cuánto esfuerzo. Tras el atentado de Paris, "analistas" de todo plumaje expertos en asuntos de terrorismo han coincidido en destacar el salto cualitativo que el mismo ha supuesto en lo relativo a la ejecución de acciones terroristas en Europa. Y, tras escucharlos, muchos ciudadanos habrán concluido que la del ISIS fue una acción con una planificación y una coordinación impecables perpetrada por unos sujetos con un arduo entrenamiento en sus espaldas y en la que no se dejó al azar ni un sólo detalle. Perdón por la expresión, pero ¡un mojón pa' los analistas! Porque lo más difícil, conseguir las armas, es algo que en Europa y en el resto del mundo está al alcance de cualquiera que se lo proponga seriamente y esté dispuesto a pagarlas. Tras esto, sólo hay que tener ―pese a tratarse de una acción de lo más cobarde― muchos cojones, muy poco cerebro y aún menos corazón para dirigirse a un lugar público y liarse indiscriminadamente a tiros con todo bicho viviente que se mueva. Y después tomar las de Villadiego. Si la masacre del 13 de noviembre, en lugar de por terroristas del ISIS, hubiese sido perpetrada por un grupo de sicarios de élite made in USA in God we trust, la cifra de víctimas mortales no habría estado en torno a las ciento treinta. Habría llegado fácilmente a setecientas. O a más. Y, tras la matanza, los asesinos se habrían esfumado para siempre sin dejar el menor rastro. Esperemos que los del ISIS nunca alcancen tal nivel de pericia asesina.

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