Me digo “no hay orillas”.
Pero el problema es otro.
No el naufragio. No el mar
colérico. Ficciones.
La hipotermia. La sangre
fugitiva. El marrajo.
Ficciones. El problema
—o ficción de fricciones—
se ubica en la carencia
de problema. Por tanto
no hay solución. No hay mar.
No hay náufrago. No hay sangre
ni marrajo. Sí frío:
ausencia de calor
—ausencia: inexistencia—.
Sí oscuridad: ausencia.
Sí la inercia inmutable
de lo estático: ausencia.
El problema —¿ya os dije
que no existe el problema?—
es la imagen: la ausencia.
La ausencia de. F(r)icciones.
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