de nuevo aun cuando el denso
sudario de la bruma
perpetua que amortaja
la ciénaga en que yacen
inermes los espectros
de los sueños, se funda
a las pupilas turbias
del futuro y las seque
como a una flor nacida
de un aguacero efímero
en la sed del desierto.
Mañana saldrá el sol
―o no― sobre la ciénaga.
(certidumbre)
Va surgiendo un nuevo ciclo de la sed del desierto
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