Deja a un lado el visor
y abre de par en par
los ojos alumbrando
con su luz la espesura
donde, codo con codo,
pie con pie, voz con voz,
estamos obligados
a ir abriendo caminos
en pos de la igualdad
sin trabas, compañera.
No hay crítica tan fina
—tal que aguja irrumpiendo
entre la uña y la carne—
ni que mejor nos marque
el trayecto hacia el blanco,
como la indiferencia.
larga trayectoria, la de la igualdad
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