La muerte, esa entelequia
ubicua, va arrancándonos,
golpe a golpe, pedazos
de vida. Hasta que, un día,
nos muerde el corazón
y todo acaba y somos
por un tiempo, sin ser
ni haber sido, un pedazo
de vida que la muerte
arrancó a los que aún siguen
sumidos en la vida,
esta espiral terrible
con término en la nada.
Mi pésame por Concha. Momento triste, ánimo.
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