(el otro cuento de la lechera)
Todo esto ha sido como el cuento de la lechera, pero con un final distinto. Porque en este caso el cántaro, en lugar de romperse, acaba en manos de un patriota que, tras apropiárselo indebidamente con nocturnidad y alevosía, se lo lleva a las Islas Caimán.
Patriotas que evaden impuestos son como
ResponderEliminarcharlatanes sin discurso