Resulta cada vez más frecuente oír decir que en el ámbito de la política
ya no existen oradores como los de antes. Yo he de mostrar mi total
desacuerdo con opiniones semejantes. Puede que no sean tan brillantes.
Pero qué mérito oratorio el de aquellos que en muchos casos llevan ya
décadas conmoviendo y convenciendo a oyentes de todo pelaje desde las
tribunas parlamentarias, con la elocuencia sin gramática de sus
discursos huecos.
¿ Discursos huecos para cabezas huecas?
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