domingo, 2 de noviembre de 2014

La cruel fragilidad de la memoria

Cuando el Gran Hombre Negro
con corazón de piedra
igual que el del Gran Hombre
Blanco lo prometió,
apenas hubo nadie
que no depositase
su fe en aquella muestra
de que algo abominable
podía estar cambiando.
Pero ha pasado más
de un lustro y todo sigue
igual que en el pasado.
O peor; porque lo cierto
es que hoy nadie recuerda,
—ya apagados los ecos
del dolor como efecto
del silencio mediático—
la tortura y el trato
inhumano que aún sufren
los presos sin juicio
cautivos en Guantánamo.

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