martes, 4 de noviembre de 2014

Cagones (versión moderada)

Al margen de onanismos litúrgicos sin pies ni cabeza, pedir perdón por una falta sólo tiene sentido cuando se solicita por una acción u omisión que produjo a otros un perjuicio de manera no intencionada ni prevista. Pero cuando ese daño ha sido perpetrado con premeditación, nocturnidad y alevosía; cuando el hecho o la omisión han sido originados por el pérfido deseo de sacar tajada a costa del dañado, venir a pedir perdón una vez que te han pillado, supone transmudar la afrenta en ignominia, una burla intolerable. No, en estos casos ni se pide perdón ni se perdona; se apechuga con las consecuencias. O eso, o ganarte, amén de la ya atesorada de criminal o delincuente sin escrúpulos, la condición de cobarde.Y ya hay bastante mierda en esta inmensa letrina en la que han convertido a España, para tener que aguantar a una horda de ruines y apestosos cagones.

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