el bien es una cándida
prostituta vendida
siempre al mejor postor
por alcahuetes sacros
haced el mal hacedlo
sin mesura –eso sí
de dermis para adentro–
y en poco tiempo el orbe
será un lugar más íntegro
más limpio más dichoso
la dicha sin sentido
y ácida del sulfuro
Atiza hasta no dejar un santo vivo y verás el apocalipsis llegar
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