Se queja amargamente la gran industria editorial del descenso experimentado en sus ventas. Y se lanzan a buscar culpables con ciega ansia de sangre sus avarientos prebostes. “Cuánto pirata inmundo —afirman— rebuscando un mendrugo en nuestros inmensos cubos de onerosa basura”, sin querer percatarse de que, como en otros tantos contextos, la causa principal de su, en su caso, más impostada que cierta miseria, amén de en su propia y contumaz ceguera, hay que buscarla en eso que, con tan poca fortuna morfológica, ha sido denominado "austericidio".
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