Vengo a pedir perdón por la maleza
que dejamos crecer en el sendero;
por la hoz llena de herrumbre, por su acero
quebrado por mi falta de destreza.
Por no saber soñar con la proeza
de alzar el vuelo, pájaro ligero
y audaz, sorteando el soto hasta el alero
do muda en alegría la tristeza.
Por mis pies amputados. Por las migas
de pan que devoraron las palomas.
Por tanto cultivar puntos y comas
que han dado como fruto sólo ortigas
envenenando el cántico. Por cada
vez que pedí perdón. Por todo y nada.
Tiene más y mejor ritmo que Miles Cyrus
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