he recorrido a tientas
y a la deriva páramos de azufre
ungidos por las babas corrosivas
de la niebla y las lágrimas
anónimas de arcángeles abatidos en vuelo
hasta llegar aquí
al pie de esta urna hermética
que honda como la muerte me separa
de los sueños que yacen en tus labios dormidos
he golpeado mordido
arañado el cristal
hasta perder las uñas
y los dientes y sólo
ser un muñón un frágil
y abstruso hilo de voz
naufragando sin brío
en la sal del fracaso
(si alguna vez escupes
la manzana y despiertas
y aún no se hizo el silencio
terminante en mis labios
dame un beso y regrésame
un instante a la vida)
¡Cuántos vivimos como en urnas de cristal esperando el beso salvador¡
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