Un frío de muerte
celeste y amarillo
-unidos por el semen
verdoso del azogue-
no son dos adjetivos
el celeste no es más
que el cielo de Argensola
y el amarillo el viento
contra una hoja que tiembla
-qué estéril conjunción
en cópula anorgásmica
dando a luz sombras pútridas
sobre un lecho de nieve-
No te ha salido barroco, sino gongorino sin premio de Bavidad
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