jueves, 15 de diciembre de 2011
Tribulaciones de una crisálida (XVII)
La sed que ciegamente abre las alas, ahogada en un sudario sin atmósfera; la contumaz pupila abierta, estéril, a un firmamento, légamo sin hálito; el labio en el salitre, el salmo exangüe, sobre un altar de azogue hecho pedazos.
1 comentario:
Vivian
16 de diciembre de 2011, 0:19
Pobre crisálida, no remonta vuelo; polvo, ceniza y oscuridad.
Mis besos Rafa
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Pobre crisálida, no remonta vuelo; polvo, ceniza y oscuridad.
ResponderEliminarMis besos Rafa