Tribulaciones de una crisálida (XV)
La lluvia pertinaz ha ido ensanchando la grieta imperceptible que, a fuerza de muñones, soñando con abrir una salida, labró en la piel del muro. No hay escape; del otro lado, ahora, percibe desolado, en su desvelo, la herrumbre azul celeste del abismo.
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