"Pero tu nombre, ¿quién
dime, quién va a borrarlo,
si en la nada se le lee,
si no lo ha escrito nadie,
como lo digo yo,
como lo voy callando?"
Pedro Salinas.
Qué eufónico sonaba de mi boca
tu nombre cuando fue acorde en mi canto,
y qué estruendoso, arrítmico, el quebranto,
cuando hoy tu hostil desdén su son sofoca.
Te nombro y, como el mar contra la roca,
mi voz se rompe inerme; ahogado en llanto,
me afano en no rendirme, pero, ¡espanto!,
sin tu eco en elegía agraz que apoca
se trueca, en epitafio que, imborrable,
se graba a fuego en tímpano y pupila,
aun mudo, como grito inapelable.
El tiempo borra al tiempo, lo deshila,
mas tu nombre, runrún inquebrantable
tejido en el silencio, me aniquila.
Bello y estremecedor soneto.
ResponderEliminarBuenos días.
Y es que un nombre puede apresarnos el alma para siempre....Un beso, poeta
ResponderEliminarBorramos todo y a veces creemos borrar nuestra propia esencia que es casi como borrarnos del todo a nosotros mismos.
ResponderEliminarAl final hay que recordar el nombre que esta grabado como a fuego en nuestra alma...un abarzo.
ResponderEliminarEs una entrada *****.
ResponderEliminarTe deseo un buen día.
Abrazos.