martes, 17 de agosto de 2010

Cuento


Besarte como besa
el príncipe de un cuento,
turbado, a su princesa.

Besarte y que mi aliento
sea, limpio, lenitivo
contra el atroz tormento
que al cuerpo ata cautivo
al tiempo que lo arrasa,
pausado y erosivo.

Que el beso sea la brasa
que entibie tu guarida,
la sólida argamasa
que haga fraguar tu vida,
frente al dolor baluarte,
sutura en cada herida.

Besarte y despertarte
al sueño y al deseo,
poseernos y entregarte,
cuando alce su apogeo
el goce y sus temblores,
mi vida igual que un reo
que, exento de temores,
sabiéndose inocente,
se entrega a sus captores.

Besarte tiernamente,
fecundo, apasionado,
y que ese acto vehemente,
dichoso, ilusionado,
del beso sea prefacio
de un prodigio anhelado:

Que el beso que, despacio,
devuelvas, afectuoso,
mude en príncipe hermoso
a este horrible batracio.

3 comentarios:

  1. ay Rafa, no sè si reirme o reñirte con este poema tan precioso, no sè si eres prìncipe o batracio, ay què lio, ay, cuantos besos, ay cuanta apasionamiento¡
    un abrazo, Silvia.

    ResponderEliminar
  2. Ya sabes, Silvia, que soy un republicano convencido.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Encontré esto:

    http://www.youtube.com/watch?v=Aq5ZMHjlLB0&feature=related

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar