Jamás verán tus ojos lo que han visto
los míos abatidos de hosca noche:
la tétrica oquedad que en su derroche
devora las pupilas, lo mal quisto
del nervio hecho relámpago y su trueno
quebrando el vuelo a tímpanos y cielo.
Jamás veran tus ojos tanto duelo:
la lágrima, la sal, la sed sin freno
ahogándose en sí misma sin descanso,
el miedo al sinfuturo y la impotencia
golpeando al corazón con la violencia
de un río de lava y sangre sin remanso.
Jamás verán tus ojos mi agonía:
carecen del color de la empatía.
los míos abatidos de hosca noche:
la tétrica oquedad que en su derroche
devora las pupilas, lo mal quisto
del nervio hecho relámpago y su trueno
quebrando el vuelo a tímpanos y cielo.
Jamás veran tus ojos tanto duelo:
la lágrima, la sal, la sed sin freno
ahogándose en sí misma sin descanso,
el miedo al sinfuturo y la impotencia
golpeando al corazón con la violencia
de un río de lava y sangre sin remanso.
Jamás verán tus ojos mi agonía:
carecen del color de la empatía.
oh, pues vuelves de tu exilio a golpearnos con saña en estos versos.
ResponderEliminarDurìsimo el poema.
Un abrazo.
Me inclino ante tu poesía me parte el corazón en mil pedazos.
ResponderEliminarA veces es mejor cerrar los ojos para no ver tanto dolor.
Te abrazo.
M.
Hace daño este poema tan doloroso.
ResponderEliminarLos ojos que no empatizan, que no miran hacia el dolor de los demás quizá no valen la pena.
Un beso.