El triste fenómeno de los cabezas rapadas y otros similares no son más que una erupción en la piel de occidente, la punta del iceberg de una virulenta infección que, desbocada y silente, corre por su sangre y anega sus adentros; víceras, pulmones, corazón, nervios, mirada.
Mi barrio está plagado de rumanos
Polacas colombianos negras moros
Nos limpian los portales cogen fresas
A 5 con 50 euros la hora
Alivian nuestras bajas frustraciones
O al precio de un paquete de pañuelos
Nos venden redención en un semáforo
Ruidosos sin medida
Sin embargo
Son pulcros dialogantes y educados
Se reúnen por las tardes en el parque
Y allí juegan a fútbol se enamoran
Meriendan cuentan cuentos son felices
Olvidan por un rato la miseria
No obstante en nuestra gula desmedida
Soberbios y protervos desearíamos
Que fuesen en lugar de cucarachas
Arañas venenosas alacranes
Hallando así razón para aplastarlos
Y luego hacer borrón con sus vestigios
Igual que hace una plaga de langostas
es extraordinario este poema.
ResponderEliminar¿No te has pasado un poco?...reconozco que en el estereotipo y la caricatura esta el humor negro pero...no creo que todo sea asi, ni remotamente. Yo creo, ams bien, en el que podriamos llamar "racismo economico" y no tiene nada de raz o religion o color...es mas una pelea por las oportunidades, pocas en estos tiempos que corren, pero estan ahi y ahi esta lucha.
ResponderEliminarUn abarzo.
si me lo permites, Prometeo, pienso que una de las lecturas posibles de este poema podrìa ser: ¿què tal si dejamos de echar balones fuera y miramos dentro de casa?, ¿què hacemos en el dìa a dìa, cada uno, còmo son nuestras reacciones frente al otro?.. etc, etc, etc.. en lo concreto, si yo miro para dentro, veo muchas actitudes que debo modificar y agradezco que Exodo, me recuerde esto. Un abrazo, Silvia.
ResponderEliminarTrabajo con inmigrantes y cada uno de ellos, cada historia me recuerda cada día, que nosotros también fuimos emigrantes y que muchas veces una sonrisa a la vuelta de la esquina les recuerda que existen.
ResponderEliminarSin duda, Silvia, esa es una de las posibles lecturas del poema, ya sabes que pienso que detrás de la sucia labor del inquisidor están aquellos que piensan que nunca vendra a por ellos y se cruzan de brazos.
ResponderEliminarPero, querido amigo Prometeo, hay otra lectura más directa, más literal. Estoy de acuerdo contigo, lo he repetido infinidad de veces, en que detrás de los motivos que pudieran parecer más evidentes, tanto en la discriminación, como en las guerras, casi siempre aparece como principal el móvil económico. Qué duda cabe que no miramos igual al moromierda de patera y pañuelo de papel -al cual despreciamos o tememos- que al jeque árabe -al cual envidiamos. Pero al margen de cuál sea el motivo, éste que describo es realmente mi barrio y yo un tipo que habla mucho con la gente y te aseguro que en un alto porcentaje las personas con las que lo hago piensan en toda esta gente que ha venido huyendo de la miseria hasta nuestra sociedad -tan miserable- como una plaga que debería ser, de un modo u otro, erradicada de "su" barrio. Y más allá del barrio, me encuento con actitudes iguales, no sólo entre la gente trabajadora sino entre intelectuales que se dicen de izquierda.
Alma, hermosa labor la tuya.
Abrazos.
yo también los veo...y con tus reflexiones me siento también tocada.
ResponderEliminarBesos!