miércoles, 30 de septiembre de 2009
martes, 29 de septiembre de 2009
Universidad, seguridad y miedo
A finales del año 2003, siendo entonces su rector Antonio Ramírez de Verger, desde la Universidad de Huelva se planteó la posibilidad de amurallar su recinto. Afortunadamente tal aberración, por motivos que desconozco, no llegó a perpetrarse y acabó merecidamente en el cajón de los olvidos. Pero la nuestra es una sociedad cada vez más afín al levantamiento de murallas y hoy, seis años después, la Universidad, con Francisco José Martínez López al frente, retoma con nuevos bríos aquel triste y aterrador proyecto, que devolvería el Campus del Carmen a sus orígenes castrenses cuando, siendo recinto militar, era lugar para provisión de guerras en vez de para la paz, la solidaridad y el humanismo que debería impulsar cualquier institución universitaria.
Y Martínez López, un tipo, al menos en apariencia, cercano y progresista, como en su día lo hiciese Ramírez de Verger, se equivoca. Y su error cobra si cabe mayores dimensiones tras el llamamiento que hizo ayer “a toda la sociedad”, en el acto oficial de inauguración del nuevo curso universitario, para que participe en la implantación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior –o Plan Bolonia-. Que alguien que se afana en levantar muros venga a pedir a los demás que le tiendan un puente no es de recibo, no resulta serio y, sobre todo, suena a burla o tomadura de pelo. Esperemos que el rector rectifique a tiempo y confirme esa sensación de cercanía y progresismo que transmite, y la misma no quede en mera fachada tras la cual se oculten, espantosas, insolidaridad, involución y distancia.
Entonces, a finales de 2003, concretamente el 8 de noviembre, me fue publicado en Rebelión este artículo que hoy reproduzco y que, por desgracia, parece cobrar de nuevo absoluta vigencia.
Y Martínez López, un tipo, al menos en apariencia, cercano y progresista, como en su día lo hiciese Ramírez de Verger, se equivoca. Y su error cobra si cabe mayores dimensiones tras el llamamiento que hizo ayer “a toda la sociedad”, en el acto oficial de inauguración del nuevo curso universitario, para que participe en la implantación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior –o Plan Bolonia-. Que alguien que se afana en levantar muros venga a pedir a los demás que le tiendan un puente no es de recibo, no resulta serio y, sobre todo, suena a burla o tomadura de pelo. Esperemos que el rector rectifique a tiempo y confirme esa sensación de cercanía y progresismo que transmite, y la misma no quede en mera fachada tras la cual se oculten, espantosas, insolidaridad, involución y distancia.
Entonces, a finales de 2003, concretamente el 8 de noviembre, me fue publicado en Rebelión este artículo que hoy reproduzco y que, por desgracia, parece cobrar de nuevo absoluta vigencia.
Universidad, seguridad y miedo
La Universidad de Huelva, se quiere amurallar para "protegerse" del ambiente "hostil" que generan los excluidos de los barrios adyacentes
El sociólogo urbanista norteamericano Mike Davis, hace más de una década, definió de forma genial ("Más allá de Blade Runner. Control Urbano: la ecología del miedo", Ed. VIRUS) como el miedo creciente a la inseguridad en la sociedad urbana de los países desarrollados sirve de pretexto para el establecimiento de sistemas de control social de corte autoritario y no democrático. Sistemas parciales e injustos que contribuyen a un progresivo recorte de libertades y a la segregación y ruptura de las estructuras sociales, demostrando una escasa, cuando no nula eficacia para aportar una seguridad ciudadana real.
Esa ecología del miedo que atraviesa nuestras ciudades acaba de irrumpir de lleno en la Universidad de Huelva. Una Universidad que pregona su vocación de integración y apertura respecto a la ciudad y que, no obstante, reclama, apuntándose a lo aparentemente fácil, sistemas de control similares a los referidos por Davis. Más control policial y la concepción de la Universidad como recinto amurallado para defenderse de las "agresiones" de un entorno social "hostil" y conflictivo. Es un síntoma de nuestro tiempo; un tiempo donde proliferan habitaciones del pánico, urbanizaciones-fortaleza y espacios públicos rodeados de vallas y diseñados para ser vigilados por dispositivos panópticos.
En las ciudades y aldeas medievales la seguridad se construía mediante la organización de sus habitantes frente a las posibles agresiones externas. En nuestras modernas urbes el peligro ya no se halla extramuros sino en el interior de la propia ciudad. Y la respuesta ofrecida para controlar ese peligro se centra, por un lado en su segregación mediante la creación de guetos y espacios de "privilegio amurallados", y por otro con el incremento de unos sistemas de control u "orden público" que llegan a volverse asfixiantes. Dos formas complementarias de ejercer el poder sobre los hombres: segregación y disciplina no consensuada o, incluso, hurtada.
Pero ¿es éste el mejor y más deseable sistema de seguridad? ¿Se ajusta, por ejemplo, a las declaraciones de intenciones contenidas en la, al parecer intocable, Constitución Española? Aunque entre intenciones y hechos medie después un abismo. Según Pilar Lledó, la seguridad es establecida en la Constitución como el derecho ciudadano a vivir en un "clima de paz, de convivencia y de confianza mutua, que permite y facilita a los ciudadanos el libre y pacífico desarrollo de sus derechos individuales, políticos y sociales".
Parece que el "amurallamiento" de la Universidad y la disposición de más policía (independientemente de su carácter privado o público) para un mayor aislamiento y "disciplinamiento" de su recinto no tiene mucho que ver con el concepto de seguridad emanando de la Constitución. En cambio supondría arrebatar al concepto de seguridad aspectos, como la confianza mutua, la libertad y la solidaridad, que deberían serle esenciales, para reducirla a la "protección" de la ciudadanía frente a acciones delictivas y vandálicas que en última instancia son casi siempre producto de la desigualdad y la injusticia social. O de la sustitución acelerada de ideas y valores por mercantilización y precio. Medidas parciales, excluyentes y con escasa eficacia. La misma Pilar Lledó refiere que "mientras que el concepto de orden público sirve para justificar la actividad de la Policía, consistente en imponer prohibiciones, y mantener "el orden" a cualquier precio, al servicio de un poder autoritario y generalmente no democrático, la seguridad ciudadana, en cambio, no es el mecánico y exclusivo producto de la acción policial sino (y yo añadiría: sobre todo) el resultado de las políticas de cohesión social, de solidaridad, y corresponsabilidad que deben producirse en cualquier sistema democrático".
¿Es una medida solidaria, integradora, corresponsable y promotora de la cohesión social y de la apertura para con la ciudad hacer depender la seguridad de la Universidad de Huelva prioritariamente de su conversión en un recinto amurallado y del incremento de sus efectivos policiales propios o impropios? O, por el contrario, ¿constituiría la implantación de un sistema de seguridad de corte predominantemente represivo y que favorecería la restricción de las libertades de todos los habitantes de Huelva y, sobre todo, la criminalización de los excluidos de los barrios marginales y conflictivos (y sumidos en una permanente inseguridad que, por cierto, nadie denuncia ni cuestiona) del entorno del Campus del Carmen?
Hace tiempo que se debería haber redefinido el concepto de seguridad para pasar del simplismo arcaico e interesado de hacerla depender exclusivamente del control coercitivo de la criminalidad a una conceptualización mucho más integral, esencial y fructífera centrada en el fomento de la libertad, de la convivencia e integración entre los diferentes grupos sociales y de la justicia. En este cambio, ciertamente revolucionario para los tiempos que corren, la Universidad debería ejercer una gran corresponsabilidad y protagonismo. Una institución que inmemorialmente ha sido símbolo del humanismo no puede contribuir o permanecer impasible ante un modelo de sociedad que convierte en "criminales" y "chivos expiatorios" a los perjudicados por ese mismo modelo. Por mucho que este hecho sirva de sintomática terapia catártica de las frustraciones, inseguridades y superficialidad que atraviesan la espina dorsal de una sociedad que se cree toda clase media. Una clase media (no) constituida artificialmente por grupos radicalmente antagónicos en su esencia y cuyo nexo de unión depende de su inseguridad y miedo frente a los excluidos.
Levantar murallas y ejercer la coerción no casan nada bien con las aspiraciones y los valores humanistas. Unos valores que la Universidad de Huelva debería seguir defendiendo frente a los contravalores del sistema económico-político-(no)social neoliberal. Pero para ello deberá renunciar a sus murallas y a la coerción. Y deberá comprometerse con su entorno urbano social, poniendo en marcha programas de formación, culturales y de ocio tanto en su recinto como en los barrios, abriendo sus puertas y siendo una institución no sólo para universitarios y profesores, sino para el conjunto de los ciudadanos de Huelva. Sólo así conseguirá integrarse en la ciudad. La integración no es maná que caiga del cielo. Es algo que hay que ganar. Y es un compromiso mutuo, no la rendición, aplastamiento o confinamiento de una de las partes.
Evidentemente esto es más difícil que levantar un muro financiado por grandes superficies comerciales. Pero la consecución de los retos más difíciles aporta grandes satisfacciones y soluciones definitivas, con lo que, además, a largo plazo reduce los costes e incrementa los beneficios. Los sociales pero también los económicos. Como dijo aquél, siempre es mejor tender puentes que levantar murallas, por mucho que la maquinaria económico-político-militar neoliberal se empeñe en tratar de demostrar todo lo contrario. La Universidad si quiere continuar siendo considerada ámbito de intelectualidad y humanismo no debe entrar a ese trapo.
Esa ecología del miedo que atraviesa nuestras ciudades acaba de irrumpir de lleno en la Universidad de Huelva. Una Universidad que pregona su vocación de integración y apertura respecto a la ciudad y que, no obstante, reclama, apuntándose a lo aparentemente fácil, sistemas de control similares a los referidos por Davis. Más control policial y la concepción de la Universidad como recinto amurallado para defenderse de las "agresiones" de un entorno social "hostil" y conflictivo. Es un síntoma de nuestro tiempo; un tiempo donde proliferan habitaciones del pánico, urbanizaciones-fortaleza y espacios públicos rodeados de vallas y diseñados para ser vigilados por dispositivos panópticos.
En las ciudades y aldeas medievales la seguridad se construía mediante la organización de sus habitantes frente a las posibles agresiones externas. En nuestras modernas urbes el peligro ya no se halla extramuros sino en el interior de la propia ciudad. Y la respuesta ofrecida para controlar ese peligro se centra, por un lado en su segregación mediante la creación de guetos y espacios de "privilegio amurallados", y por otro con el incremento de unos sistemas de control u "orden público" que llegan a volverse asfixiantes. Dos formas complementarias de ejercer el poder sobre los hombres: segregación y disciplina no consensuada o, incluso, hurtada.
Pero ¿es éste el mejor y más deseable sistema de seguridad? ¿Se ajusta, por ejemplo, a las declaraciones de intenciones contenidas en la, al parecer intocable, Constitución Española? Aunque entre intenciones y hechos medie después un abismo. Según Pilar Lledó, la seguridad es establecida en la Constitución como el derecho ciudadano a vivir en un "clima de paz, de convivencia y de confianza mutua, que permite y facilita a los ciudadanos el libre y pacífico desarrollo de sus derechos individuales, políticos y sociales".
Parece que el "amurallamiento" de la Universidad y la disposición de más policía (independientemente de su carácter privado o público) para un mayor aislamiento y "disciplinamiento" de su recinto no tiene mucho que ver con el concepto de seguridad emanando de la Constitución. En cambio supondría arrebatar al concepto de seguridad aspectos, como la confianza mutua, la libertad y la solidaridad, que deberían serle esenciales, para reducirla a la "protección" de la ciudadanía frente a acciones delictivas y vandálicas que en última instancia son casi siempre producto de la desigualdad y la injusticia social. O de la sustitución acelerada de ideas y valores por mercantilización y precio. Medidas parciales, excluyentes y con escasa eficacia. La misma Pilar Lledó refiere que "mientras que el concepto de orden público sirve para justificar la actividad de la Policía, consistente en imponer prohibiciones, y mantener "el orden" a cualquier precio, al servicio de un poder autoritario y generalmente no democrático, la seguridad ciudadana, en cambio, no es el mecánico y exclusivo producto de la acción policial sino (y yo añadiría: sobre todo) el resultado de las políticas de cohesión social, de solidaridad, y corresponsabilidad que deben producirse en cualquier sistema democrático".
¿Es una medida solidaria, integradora, corresponsable y promotora de la cohesión social y de la apertura para con la ciudad hacer depender la seguridad de la Universidad de Huelva prioritariamente de su conversión en un recinto amurallado y del incremento de sus efectivos policiales propios o impropios? O, por el contrario, ¿constituiría la implantación de un sistema de seguridad de corte predominantemente represivo y que favorecería la restricción de las libertades de todos los habitantes de Huelva y, sobre todo, la criminalización de los excluidos de los barrios marginales y conflictivos (y sumidos en una permanente inseguridad que, por cierto, nadie denuncia ni cuestiona) del entorno del Campus del Carmen?
Hace tiempo que se debería haber redefinido el concepto de seguridad para pasar del simplismo arcaico e interesado de hacerla depender exclusivamente del control coercitivo de la criminalidad a una conceptualización mucho más integral, esencial y fructífera centrada en el fomento de la libertad, de la convivencia e integración entre los diferentes grupos sociales y de la justicia. En este cambio, ciertamente revolucionario para los tiempos que corren, la Universidad debería ejercer una gran corresponsabilidad y protagonismo. Una institución que inmemorialmente ha sido símbolo del humanismo no puede contribuir o permanecer impasible ante un modelo de sociedad que convierte en "criminales" y "chivos expiatorios" a los perjudicados por ese mismo modelo. Por mucho que este hecho sirva de sintomática terapia catártica de las frustraciones, inseguridades y superficialidad que atraviesan la espina dorsal de una sociedad que se cree toda clase media. Una clase media (no) constituida artificialmente por grupos radicalmente antagónicos en su esencia y cuyo nexo de unión depende de su inseguridad y miedo frente a los excluidos.
Levantar murallas y ejercer la coerción no casan nada bien con las aspiraciones y los valores humanistas. Unos valores que la Universidad de Huelva debería seguir defendiendo frente a los contravalores del sistema económico-político-(no)social neoliberal. Pero para ello deberá renunciar a sus murallas y a la coerción. Y deberá comprometerse con su entorno urbano social, poniendo en marcha programas de formación, culturales y de ocio tanto en su recinto como en los barrios, abriendo sus puertas y siendo una institución no sólo para universitarios y profesores, sino para el conjunto de los ciudadanos de Huelva. Sólo así conseguirá integrarse en la ciudad. La integración no es maná que caiga del cielo. Es algo que hay que ganar. Y es un compromiso mutuo, no la rendición, aplastamiento o confinamiento de una de las partes.
Evidentemente esto es más difícil que levantar un muro financiado por grandes superficies comerciales. Pero la consecución de los retos más difíciles aporta grandes satisfacciones y soluciones definitivas, con lo que, además, a largo plazo reduce los costes e incrementa los beneficios. Los sociales pero también los económicos. Como dijo aquél, siempre es mejor tender puentes que levantar murallas, por mucho que la maquinaria económico-político-militar neoliberal se empeñe en tratar de demostrar todo lo contrario. La Universidad si quiere continuar siendo considerada ámbito de intelectualidad y humanismo no debe entrar a ese trapo.
lunes, 28 de septiembre de 2009
domingo, 27 de septiembre de 2009
sábado, 26 de septiembre de 2009
Previniendo el transfugismo
viernes, 25 de septiembre de 2009
jueves, 24 de septiembre de 2009
Haikus urbanos (tres)
miércoles, 23 de septiembre de 2009
martes, 22 de septiembre de 2009
Migajas
"Los pájaros se han idoYa nada sé
y yo, me quedo solo".
Lǐ Bái
De la flor del cerezo;
Palideció sin brisa
Su trémula fragancia
Entre destellos cárdenos
Una cálida noche
De humedad y de calma.
Y vacuo en el estanque
Donde al son de los grillos
La luna llena nada,
Se asfixia en su ceguera
El sol de mi mirada.
Ya nada sé
De la flor del cerezo,
De la luna, el estanque,
Del aroma, la calma;
Pero un mantillo fértil
Que anhela ser semilla,
Bajo aguaceros grises
Que al almagre ensombrecen,
Se pudre en mis entrañas.
Y en las ramas desnudas
Del cerezo aterido
No hay pájaros canores
Desterrando el hastío,
Ni huellas o testigos
Que, entre ruina y maleza,
Esbocen el camino;
Ya anidan sólo el aire
Criaturas extrañísimas
Que, en vuelo espeluznante,
Descienden anegando
El suelo en sus rugidos,
Y engullen las migajas
Precarias que marcaban
Los fúlgidos trayectos
Al sueño y al rocío.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Temple
Alzar la luz, edificar colores
Verso a verso.
Qué duro afán sin huellas,
Qué de océanos
Sumidos en la arena de una playa sin nombre,
De abismos destejiendo
Voz, poema,
El cántico precario de los pájaros,
En vuelo, desmembrado inicuamente:
Paleta, caballete, tabla y temple,
Y Venus, reflejada en el azogue,
Sirviendo en su lujuria de modelo,
Para el pincel cansado,
La espalda herida, desgarrada,
Muñones ciegos.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Fallo
viernes, 18 de septiembre de 2009
Cisne
jueves, 17 de septiembre de 2009
Juegos de mar y muerte
LA ACTIVIDAD lúdica constituye un elemento esencial en los procesos de formación y desarrollo personal que llevan al niño a madurar hasta terminar siendo un adulto. Y es esencial en esos procesos porque el juego para un niño surge en gran parte como imitación de las conductas que observa en sus mayores. Así en la edad infantil pueden darse –y se dan de hecho- desde aberrantes juegos que reproducen sin sangre los horrores de la guerra hasta divertimentos motivados por incipientes inquietudes solidarias. Por tanto el juego, dependiendo de las conductas que imite, puede contribuir al crecimiento del niño como ser humano o a su deformación hasta terminar por hacer de él un auténtico vándalo, una fruta podrida.“Una patrulla de la Guardia Civil interceptó ayer al sur de la Isla de Tarifa una embarcación de juguete a bordo de la cual viajaban seis varones menores de edad de nacionalidad magrebí, según informaron desde Emergencias 112.
En torno a las 01:20 de la madrugada de ayer esta embarcación fue interceptada a 1,6 millas -2,9 kilómetros- al sur de la Isla de Tarifa. Así, en la embarcación se encontraban seis varones magrebíes con edades comprendidas entre los diez y los once años, y un adolescente de 16 aproximadamente”.
Diario de Sevilla, 16-09-2009
Pero cuando unos niños de poco más de 10 años se suben a bordo de una precaria embarcación de plástico para enfrentarse a las mortales olas que tantas vidas ya se han cobrado en este vasto estrecho de la vergüenza que separa nuestra insolidaridad de su desdicha y su hambre, esa imitación conductual, en lugar de ser un juego, no es más que el reflejo de su desesperación y ansias por huir de la miseria. La espantosa desesperación de unos niños que puede que nunca lo hayan sido, de unos niños que se han visto obligados a, sin madurar, curtirse de antemano para tratar de, día a día, ir sobreviviendo.
Y cuando, tras producirse un hecho tan ignominioso e inhumano, no tiene lugar ningún tipo de reacción efectiva por parte de gobernantes –tan dedicados a blindar fronteras y a favorecer los criminales intereses de los nuevos colonizadores de la globalización salvaje en los países empobrecidos- ni de la ciudadanía acomodada y narcotizada de nuestra ficticia unión europeísta del bienestar para, respectivamente, tratar de evitar y exigir que un hecho tan macabro y triste no vuelva a producirse, a nadie debe caberle ya la menor duda de que nuestra sociedad lleva ya tanto tiempo jugando con fuego, que en lugar de florecer, madurar y dar buenos frutos, ha terminado por pudrirse desde sus mismas raíces.
Y en el albañal de esta sociedad –de esta suciedad- del bienestar robado, no somos más que cerdos, zombis, podridos –unos más, otros menos, cada cual según sus responsabilidades-, repantingándonos con fruición en nuestra mierda inmunda y apestosa mientras nos alimentamos como alimañas de sangre inocente y ajena.
En las nubes
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Cosmografía
martes, 15 de septiembre de 2009
lunes, 14 de septiembre de 2009
Me hace feliz...
Me hace feliz colmarte de mi euforia,
Me hace feliz de tu ala ser la brisa,
Me hace feliz de tu ala ser la brisa,
Me hace feliz altar ser de tu misa,
Me hace feliz que a mi alma seas la gloria,
Me hace feliz ser héroe de tu historia,
Me hace feliz besarte, amor, sin prisa,
Me hace feliz besarte, amor, sin prisa,
Me hace feliz ser de tus sueños broche,
Me hace feliz saberte mi alegría,
Me hace feliz que seas luna en mi noche,
Me hace feliz ser sol para tu día,
Me hace feliz ser sol para tu día,
Me hace feliz quererte con derroche,
Me hace feliz tener tu compañía.
Me hace feliz tener tu compañía.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Fecha de caducidad
sábado, 12 de septiembre de 2009
Cerrando el círculo
Pedazos (un poema de Juan Gelman)
viernes, 11 de septiembre de 2009
(M)aullidos
Desahuciado el maullido en el subsuelo
Sin luz aún alumbrando sus pupilas,
Tú
---- lo acogiste, alimentaste, diste
Ternura, amparo, abrigo, la ocasión sin igual
De aferrarse a la vida.
Mas no dieron sus fuerzas para tanto
Y al poco se extinguió, mudo y sombrío,
En tanto que, espinado, el corazón,
Igual que una pedrada quiebra el vidrio,
Pensaste que el dolor te rompería.
Pero tus entretelas, mi agonía,
Tan muelles como el ala de un arcángel,
Se alzaron del pesar de nuevo al cielo
Tintándose en la luz de un nuevo día.
Y así, ciego y callado en este pozo
Que me ahoga en mi desahucio sin sentido,
Resisto en la quimérica esperanza
De que un instante amparo en tu regazo
Le otorgues al postrer de mis (m)aullidos.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Canción para una musa muerta
No sé
Que más decir.
Sin alma, corazón, viento ni labio,
Sin un motivo ya –no hay duda alguna-
No sé, no soy: que más
Puedo decir, entonces.
De este modo
Mejor callar, abandonarse.
Pero,
Allá en lo cóncavo, la esencia
Grita,
Se resiste,
Rebela
Contra la falta de aire,
Contra el muñón cansado,
Contra su natural
E inerme irrelevancia,
Dictándome el poema:
Tanto y tan poco,
Nada.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Poquedad
martes, 8 de septiembre de 2009
lunes, 7 de septiembre de 2009
!!-!!
Los sentimientos
fusionados al sueño,
notas del alma.
Melodiosos latidos
tañidos al compás.
Diosa (E.M.R.)
Gemido y sueño,
Delirio en la pasión
De un salmo ardiente:
Ternura que flamea
Reconfortando el ánimo.
El Éxodo
Delirio en la pasión
De un salmo ardiente:
Ternura que flamea
Reconfortando el ánimo.
El Éxodo
domingo, 6 de septiembre de 2009
Papeles cambiados
sábado, 5 de septiembre de 2009
H1N1
No bese, nunca abrace, no acaricie,
Contenga hasta la asfixia el propio aliento,
No gima, no suspire, no jadee,
Y ponga mascarilla a sus afectos.
No acuda a bibliotecas ni teatros,
No tome el autobús, no viaje en metro
Ni suba al ascensor donde un vecino
Tal vez estornudase sin pañuelo.
Y no llegue a pensar que esta pandemia
Oculta tras de sí el virus del miedo,
Así como inmorales intereses
Que han hecho del mercado infausto templo;
Que más matan malaria, guerra y hambre,
Fenol, tolueno, estroncio, plomo, arsénico,
El tráfico y la falta de ternura
Que esta falaz pandemia de diseño.
Sucumba ya al contagio, al arrebato,
Que hilando con el ánimo sereno
Quizá usted descubriera, ciudadano,
El nexo que une al virus con los cerdos.
Contenga hasta la asfixia el propio aliento,
No gima, no suspire, no jadee,
Y ponga mascarilla a sus afectos.
No acuda a bibliotecas ni teatros,
No tome el autobús, no viaje en metro
Ni suba al ascensor donde un vecino
Tal vez estornudase sin pañuelo.
Y no llegue a pensar que esta pandemia
Oculta tras de sí el virus del miedo,
Así como inmorales intereses
Que han hecho del mercado infausto templo;
Que más matan malaria, guerra y hambre,
Fenol, tolueno, estroncio, plomo, arsénico,
El tráfico y la falta de ternura
Que esta falaz pandemia de diseño.
Sucumba ya al contagio, al arrebato,
Que hilando con el ánimo sereno
Quizá usted descubriera, ciudadano,
El nexo que une al virus con los cerdos.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Y viene un hijo de puta...
“…que los pobres coman panNo, amigo, no; detén un poco el carro
y los ricos mierda, mierda.”
E intenta moderar tus esperanzas:
Jamás esta tortilla
Se habrá de dar la vuelta
Y puede ser que nunca a este tomate,
Prendido aun tan tranquilo de su mata,
Le otorguen el perdón por su ancha culpa:
La fe inocente y firme en la Utopía.
No obstante, compañero,
No dejes de anhelar cambiar el mundo,
Y al cabo en tu agonía, con orgullo,
Podrás testificar que a ti tampoco
El mundo con sus vicios te ha cambiado.
(Y si un día, casual, suena la flauta,
Tendrás la recompensa inesperada
De ver a buitres, ratas y gusanos
Hundirse por un tiempo en las cloacas).
jueves, 3 de septiembre de 2009
La lila azul y el éxodo
Como humo en las tinieblas
Escarbo en los arcanos del poema
Buscando alguna albura, bajo un verso,
Que, intrépida, balsámica y blasfema,
Alumbre una razón del Universo.
De dios no puedo hacer credo ni lema,
La Nada es un pronóstico perverso,
Y errante y consumido en tal dilema
Como humo en las tinieblas me disperso.
Y todo confusión, garra y mordisco,
Destripo estrofa a estrofa la metáfora;
Y emerge con su sangre un basilisco
Que itera en sus pupilas como anáfora
Que es la única certeza un hondo abismo
De queda inercia y gélido mutismo.
Buscando alguna albura, bajo un verso,
Que, intrépida, balsámica y blasfema,
Alumbre una razón del Universo.
De dios no puedo hacer credo ni lema,
La Nada es un pronóstico perverso,
Y errante y consumido en tal dilema
Como humo en las tinieblas me disperso.
Y todo confusión, garra y mordisco,
Destripo estrofa a estrofa la metáfora;
Y emerge con su sangre un basilisco
Que itera en sus pupilas como anáfora
Que es la única certeza un hondo abismo
De queda inercia y gélido mutismo.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
La otra herencia
martes, 1 de septiembre de 2009
Y saluda a su ausencia (un poema de J.A. Goytisolo)
Noche de los amantes: la seducen
los momentos que vive. Ahora se mira,
acaricia su cuerpo muy despacio
mientras piensa por Dios que aún es hermosa.
Noche de los amantes; él se acerca,
la abraza por la espalda ante el espejo
y así enlazados van a la vidriera.
Puso la mano ahí: tacto y dulzura.
Noche de los amantes: ella observa
la ciudad ardiente y cree ver su casa
lejos entre otras muchas. Mueve un brazo
y saluda a su ausencia. Y se estremece.