Mi niño llora a mares,
pisó una mina;
su cunita de helechos
desvelo expira.
Mi niño tiene fiebre,
fiera malaria;
delirante vigilia
su sueño arrasa.
Duérmete ya, mi cielo,
olvida el hambre;
por apagar tu sed
daría mi sangre.
Mi niño se ha dormido,
cierra la puerta;
su cuerpo y su alma, fríos,
ya no despiertan.
Muy dura y real,la nana ...y al mismo tiempo con ternura y mimo.
ResponderEliminarDeja un regusto de tristeza tan grande al leerla.
besos
A pesar de la metrica que utilizas y el ritmo casi festivo, tipicos ambos, de una cancion infantil; todo en un poema de dolor y recio, de soledades y deseperanzas...buen homenaje a esos niños abandonados a su suerte y, ademas, sin suerte.
ResponderEliminarUn abarzo.
Que duro, Rafa; se me ha erizado lal piel visualiazando sa crudísima realidad!!!
ResponderEliminarUff!!!
Un beso
:)Reina
Que duro y que triste esta realidad que debería avergonzarnos a todos y que apenas sonroja a unos cuantos.
ResponderEliminarNana para dorminos la que nos cantan los poderosos, como diría León Felipe "me he dormido con todos los cuentos y sé todos los cuentos"
Un beso grande
Y yo que soy madre y he cantado tantas nanas....ésta me arranca la piel del silencio.
ResponderEliminarUn beso
Genial, sin palabras Rafa.
ResponderEliminarNo sé cómo llamarla. Cuando leí "nana" no pensé que me quedaría con esta sensación amarga. (Pero real)
Un beso