En dique seco
Bajo un cielo plomizo como mármol,Cautivo en el sudario de las olas,Me afano en divisar cualquier vestigioQue pueda mantener mi aliento a flote.Y entonces se alza nítido el espantoQue estalla hecho verdad con el azogue:Jamás hubo bajel, telar ni cantoDe sirenas, jamás hubo un naufragio;Y el agua salitrosa, oscura y densaQue anega, deletérea, mis pulmones,No es la mar, son mis lágrimas.
Hay que buscar el mar para seguir navegando, y está ahí, aunque cueste verlo, está. A veces nuestras propias lágrimas ayudan a encontrar ese mar, por algo tienen en común la sal... besos salados
ResponderEliminarUn beso....azul
ResponderEliminarSi anegan tus pulmones...
ResponderEliminares que lloras pa´dentro,
y el llora pa´dentro...
se ahoga solito en la vida
(bis)
Besos. PAQUITA
Hay un mar intimo y personal habitando en cada uno de nosotros, aunque sus olas sean de lágrimas.
ResponderEliminarbuen texto amigo
Bello y triste, la compañia de esa fotos con un trozo de maderamen medio cubierto por la arena y al bruma que nos impide ver el mar o el arenal o desierto o, como bien dices, nuestras lagrimas...un fuerte abarzo.
ResponderEliminarSí, cuando tragas lágrimas saben a mar ( ya te lo había dicho, ¿verdad?)
ResponderEliminarUn besazo