sábado, 22 de marzo de 2008
La sangre emponzoñada de la vibora
Ha descartado salir esta noche;
Durante todo el día se ha sentido algo enfermo
Y al fin ha decidido cancelar
Todos los compromisos que aún restaban
En su agenda política a destajo.
Así que ha despedido, hasta mañana,
A sus dos guardaespaldas y a su chófer,
Ha silenciado el timbre del teléfono,
Y se ha colocado las zapatillas
Y ese horrible pijama azul marino,
Regalo postrero de su ex-esposa
Como celebración de su divorcio.
"Lo mejor es irse a la cama" -piensa,
Ajeno a las seis balas que lo esperan
Al fondo del garaje subterráneo-;
Entra en el baño, se lava los dientes
Y después se dirige al dormitorio
-Parece que la suerte le sonríe
Sin haberla buscado ni saberlo-,
Pero da media vuelta
Para oír los mensajes que, sin lugar a dudas,
Tendrá en el contestador automático.
¡Vaya mala fortuna!,
Lo esperan con urgencia
En la sede del partido. Se viste,
Febril y con desgana,
Y se encamina hacia los ascensores.
La bestia encapuchada que lo aguarda
Comienza mientras tanto a impacientarse,
Y no tardará mucho en renunciar,
Por el momento, a sus viles propósitos;
Su vida, pues, depende
Sólo de unos segundos-.
La alimaña al fin decide marcharse,
Mas cuando se dirige a la salida
Ve como el ascensor viene bajando
Y se embosca de nuevo con premura
Tras una furgoneta de reparto.
De pronto se detiene el ascensor;
Se ha olvidado del teléfono móvil
Y apresurado regresa a buscarlo;
El asesino está desconcertado,
Pero decide seguir esperando
Aún por unos minutos.
Ya baja de nuevo, llega el instante
De la sangre vertida y el estruendo;
Mas el centro a estas horas debe estar atestado
Y será muy difícil encontrar
Un solo puñetero aparcamiento;
De modo que, de súbito,
Justo a la altura de la planta baja,
Detiene el ascensor, sale a la calle
Y dirige sus pasos
A una de las paradas más cercanas
Del autobús urbano.
Sí, por esta vez ha tenido suerte,
Aunque sólo se trate de una prórroga;
Mañana la alimaña volverá
Con su veneno a esperarlo de nuevo,
Apostada al abrigo de las sombras.
A eso se le puede llamar "suerte" y tal vez mañana vuelva a zafar de la sombra.
ResponderEliminarImpresionante tu forma de insertarme en el relato.
Besos Rafa
Parece de una película de Hitchock, de suspense y tensión sin premio. Castilla Center
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