miércoles, 19 de diciembre de 2007

Igual que un cerdo


Igual que un cerdo

Hacia el matadero

El último en la angustia

El último

De la agónica fila

Que gruñe gime de espanto al olor

De tanta sangre muerta

Que a gritos

Lo precede

Que ruega piedad con quejas difuntas

Aun sabiendo que ya

Nada importa su vida

Nada

De nada

Que ya nada más

Será digna de aprecio

Su carne despiezada

Tras su muerte

Igual

Igual que un cerdo

5 comentarios:

  1. Al parecer, la Xunta de Galicia (valga la redundancia) multará con cien mil euros a quien mate un cerdo sin atontarlo previamente, para que no haya gritos. Como dice Arcadi Espada, tal vez el cerdo lo agradezca, pero, sobre todo, lo agradecerán los hombres, ya que una cosa es morirse y otra dar voces.
    Pierre Miró

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  2. Hola de nuevo, primo.

    En mi juventud
    asistí a matanzas,
    sujeté pezuñas,
    esquivé dentelladas...

    El grito arcano,
    impotente,
    hace al marrano
    equipararse a la gente.

    Grito de miedo,
    cerval, atroz,
    insuperable.
    Miedo al dolor,
    miedo a la sangre,
    a su olor.
    A ser de los humanos parte.
    A compartir con ellos
    la barbarie...


    Bueno, pues así sale. Ya se irá arreglando.
    Y no me asustes más...

    Otro abrazo humano.

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  3. Evocaste un recuedo de infancia: el pueblo de mi padre, en calabria...un animal enorme y asusutado...que gritaba desde una calle antes...la sangre cayendo..
    igual que un cerdo, los humanos...mejor no sigi....a veces las similitudes son siniestras.
    un abrazo

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  4. Sí, Pierre, hay quien prefiere el silencio de los corderos al chillido de los cerdos, no sea que un día uno de esos chillidos sea el germen de una rebelión en la granja.

    Muy bueno, primo. Aunque no sé si ese grito arcano iguala al cerdo con el hombre o viceversa. Y no te asustes, hombre, que no es para tanto.

    Hera, sin duda son siniestras, pero no porque las pintemos de oscuro sino porque ya son negras de por sí.

    Abrazos.

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  5. Buena metáfora, a veces nos vemos acorralados , sin defensa, y aunque los chillidos sean internos retumban como los de un cochino. Unos son depredadores a otros les toca ser victimas así es la mmmm... de vida. Bueno no siempre.No me quiero poner pesimista

    Un abrazo

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