¿Hasta dónde es posible al ser humano,
Asimilar el vértigo, el horror,
la hirsuta e iracunda
crueldad que anega el mundo?
¿Hasta qué punto puede,
en su inmisericorde indiferencia,
llegar a convivir con el espanto
que sufren a millones, a miles de millones,
sin esperanza alguna,
en la marginación sus semejantes?
¿En qué lugar se encuentran
los sórdidos confines, los límites postreros,
de la brutalidad que nos carcome?
¿Tal vez en el entorno de la cúpula,
ruinosa y prodigiosa, de Genbaku?
¿Con los que nunca habrán de regresar
A abrazar a sus madres que aún esperan
con la congoja a cuestas cada jueves
en la Plaza de Mayo?
¿En campos de exterminio de Pol Pot,
o en tormentas de napalm devorando
con su aliento insaciable y demoníaco
las selvas de Vietnam o de Colombia?
¿Quizá en el Kurdistán,
en el Holomodor,
o en el largo millón de asesinados
en Auschwitz por los nazis, hoy vengados
con sangre de inocentes en la franja de Gaza?
¡Ha sido tan prolija la estirpe de Caín,
tan vasta!, que quizás no exista un límite;
Mas de existir podría hallarse dentro
tal vez de la pupila sin infancia
de algún niño soldado en su inocencia
jugando a la pelota con la muerte.
Diciembre de 2007 - enero de 2012)
Fotografía: Michael Lewis
Por deagracia la cryueldad y la injusticia se hace convivir y asimilar en el estado de la vida. No hay limites, ni en los ojos del niño soldado.
ResponderEliminarUn abrazo.