Hay un canto enquistado en mis latidos.
Como a espectro al que oprime su cadena,
Somete a mi esperanza y la condena
A, sola, abismarse, cual alaridos
Bajo el agua, como brazos partidos
Que anhelan quebrar la niebla. La pena
Que compone sus arpegios, resuena
Como frutos podridos, cual gemidos
De perro enfermo. Gruñe devastando
Mis últimos vestigios, calcinando
Mis cenizas sin voz; brota su aliento,
Amarillo, como mudo temblor
Sin tiempo ni albor. Su nombre es pavor
Y muerde mis alas cual cuervo hambriento.
Tengo tanto que leer cuando vengo a verte.
ResponderEliminarHay tanta fuerza en tus letras.
Un beso Rafa.
Rafa, amigo mío, eres sorprendente. No hay un sólo día que no venga a visitarte y no tengas un menú de lo más apetitoso. Ya conoces mi admiración.
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