(Apis mellifera)
Fuiste el alma de miel
Que anhelaba mi boca
Cómo cera encendida.
Pero al ir a tomarla,
Me clavaste tu ausencia
En la espera rendida,
Y en mortal aguijón
Se volvieron los vuelos
Que a mi amor sostenían.
Y un veneno dulcísimo
Se introdujo en mis venas
Amargando mi vida.
Y volaste a otras flores
Despreciando los púrpuras
De mi rosa marchita.
Fuiste el alma de miel
Que anhelaba mi boca
Cómo cera encendida.
Pero al ir a tomarla,
Me clavaste tu ausencia
En la espera rendida,
Y en mortal aguijón
Se volvieron los vuelos
Que a mi amor sostenían.
Y un veneno dulcísimo
Se introdujo en mis venas
Amargando mi vida.
Y volaste a otras flores
Despreciando los púrpuras
De mi rosa marchita.
cada día escribes mejor, lo sabías?
ResponderEliminarUn beso.
Opino igual que María, ya te lo dije hace tiempo.
ResponderEliminarPreciosos, intensos, sentidos.
Besos.
Es lo que tienen las abejas, van de flor en flor, y a veces, dejan marchita a alguna y la abandonan. Muy inspirado, :), beso
ResponderEliminar¡Que bueno!
ResponderEliminarSoberbio.
Un abrazo.