Tras evitarse mutuamente durante siglos, se encontraron casualmente en medio del vacío de un enorme charco, y hubieron de hacer un ejercicio de ardua cortesía para poder sobrellevar la intensidad de los goterones de pasado que sin piedad los golpeaban.
- ¡Hola, cuánto tiempo!, ¿qué tal te encuentras?
- ¡Hola, cuánto tiempo!, ¿qué tal te encuentras?
- Bueno, ya sabes que nunca me fueron bien estos días lluviosos, que me entristecen. Además, hoy me duele todo. Así que no estoy del todo bien. ¿Y tú?
- ¿Yo?, todo lo contrario, a mí hace tiempo que me es casi insoportable el dolor de la nada.
A veces la nada y el todo duelen de forma similar, de soledad, de vacío, de encuentros que se añoran. Quizá cuando salga el sol nuevamente..., un beso
ResponderEliminarOriginal y triste.
ResponderEliminarUn abarzo.
El eclipse, leuma, lo ha borrado todo, hasta las sombras.
ResponderEliminarGracias, prometeo. Es un texto que lleva una parte de mí, la triste. Lo original no es mío, sólo lo veo en la calle, o en mis adentros, y trato de plasmarlo fielmente. Ah, hubiera preferido un abrazo, jajajajaja (es broma).
Abrazos.