¿Quién es ese de los ojos de espanto
que triste me mira desde el azogue?,
¿qué quiere de mí?, ¿por qué lleva un manto
rojo de sangre?; y este son de albogue
- - yermo que me impide que desahogue
mi llanto, ¿son sus suspiros?, ¿o un canto
fúnebre tras el vidrio?; ¿no hay desfogue
posible que incendie su arduo quebranto,
- - dejándolo en cenizas?; y si apago
de un golpe mortal su rictus cansado,
¿me quebraré en sus pedazos?; y que hago
- - si él fuese la luz y mi alma su sombra,
si al fin fuese yo el que está al otro lado;
¿es que soy alguien si nadie me nombra?
Hola Rafa.
ResponderEliminarNosotros, los que acudimos aquí, a tu fecundísima página, te nombramos. ¿Te vale eso? Además quiero enlazarte entre mis páginas preferidas. ¿Qué menos, con los lazos que nos unen?
Estamos pendientes de ti internéticamente.
El dilema ¿soy yo el real, o es el del espejo, el de mis sueños o pesadillas? Y yo realmente soy el reflejo o el ser soñado...
Si te lo preguntas es porque tú eres el real. El reflejo no se pregunta: informa.
Abrazo enlazante y sin careo.
P.S.: Confieso que he tenido que buscar en el diccionario la palabra "albogue".
Éste me ha encantado, y sí, yo creo que aunque no nos nombren existimos, quizá algo olvidados en la memoria pero vivos aún, abrazo
ResponderEliminarMuy bueno, mejor expresado imposible. Dudas, miedos, magia en los espejos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, secre, por los ánimos y por el enlace. Y confieso que estuve buscando una palabra que rimase con las diferentes posibilidades que tenía en mente y ¡encontre albogue!, que como instrumento musical y como palabra suena bastante bien.
ResponderEliminarGracias leuma, yo en cambio pienso que sólo somos si somos en la mente de otros, porque el ser humano es porque se mira en los demás e interactúa con ellos.
Prometeo, sí, je je, tanto mirarme en tus espejos que terminé inspirándome.
Abrazos.