Francisco Bella, el sempiterno alcalde de Almonte, con su cada vez más rancio aroma a cacique –y no me refiero al conocido ron- ha dado una nueva muestra de ser, además, el mayor bocazas, no sólo de su pueblo, sino de toda la comarca de Doñana y puede que del conjunto de la provincia –aunque en este terreno tendría una nutrida competencia por obtener la pull position, que caciques y lenguaraces sin escrúpulos nos sobran por Huelva.
Y es que, el muy lince, no ha tenido mejor ocurrencia que despacharse tan a gusto, diciendo que, a causa del fracaso evidente de las actuaciones para garantizar la supervivencia del, más que amenazado, ya prácticamente extinto felino emblemático de la comarca, sería preciso que dimitiera algún científico. ¡Habrase visto tamaña desfachatez, tamaña desvergüenza, motivo de rubor ajeno, tamaña mezquindad y tamaña cobardía por parte de un supuesto regidor público! Porque, en la ya segura desaparición del lince, casi todos podemos tener nuestra mayor o menor cuota de responsabilidad, pero, sin duda, la de los científicos, que, con sus errores y sus aciertos, se han devanado durante décadas los sesos tratando de garantizar su conservación, comparada con la de unos políticos, como Bella, populistas y sin respeto alguno por la Naturaleza –que aquí manda eso que, eufemísticamente, denominan progreso, y que sólo es para unos pocos, siempre y cuando contribuyan a mantenerme en la poltrona cortijera-, es prácticamente insignificante.
El lince ha muerto como consecuencia de políticas al servicio de lo privado que han fragmentado su hábitat a base de carreteras y más carreteras sin ningún tipo de control en un espacio tan sensible, que han tolerado la caza indiscriminada del conejo –y ahora vienen a pedir que se repueble Doñana con estos simpáticos roedores-, que han malinterpretado y prostituido a su antojo el archifamoso informe de los Expertos, y que han bendecido un sin fin de actuaciones más, totalmente opuestas a la sostenibilidad, a la conservación, y a un verdadero progreso a medio y largo plazo. Y, sobre todo, que han maleducado hasta la saciedad a los habitantes de la comarca en cuestiones de desarrollo –que para nada es lo que se perpetra en la actualidad continuamente por los tiránicos dominios imperiales de Bella- de modo que la mayoría, cuando hablan en relación con el lince, lo más que pueden balbucir desde sus cerebros castrados es “que se joda el lindo gatito”, reflejando la estulta mentalidad de este nuevo Piolín con la bocaza de buitre que es este Bella, que no tiene nada de hermosura entre sus atributos para hacer honor a su desafortunado apellido.
Así que, si hay que pedir la dimisión de alguien, habrá de ser la del propio Bella y la de los que, como él, no se cansan de hacer demagogia, mientras se dedican incansablemente a joder al lince y a todos sus conciudadanos, que no hay mayor jodienda que embrutecer y engañar al pueblo con cuentos de la lechera mientras se va matando a palos a la gallina de los huevos de oro. Pero no, Bella no dimitirá, porque en la incultura de los que se creen señoritos cortijeros de nuevo cuño -casi seres divinos, cuando no son más que bestias demoníacas que se esconden tras las pieles que han ido arrebatando sin cloroformo a los corderos- la palabra dimisión no existe, salvo que se use para aplicar el ventilador tratando de echar la propia mierda encima de los otros.
Así que, no sé si será conveniente o no la valla que se está ejecutando a ambos lados de la carretera entre El Rocío y Matalascañas para evitar nuevos atropellos de fauna y accidentes de tráfico –esa valla que el ínclito regidor almonteño, el muy hijo de perra, ha tenido la indignidad de comparar inmisericor-demente con el campo de concentración nazi de Guantánamo-, pero de lo que no me cabe la menor duda es de que lo que ya resulta totalmente imprescindible es una valla o, mejor, un grueso muro de acero, insonorizado y que impida la osmosis de cualquier efluvio, para meter tras él a semejante botarate y evitar, de este modo, que nos contaminen sus nauseabundas palabras y su apestoso hálito de carroñero. O, igual mejor, lo mandamos a Guantánamo, para ver si, de este modo y a pesar de su encefalograma plano, puede llegar a comprender que, si todas las comparaciones son odiosas, algunas son inaceptables y cómo mínimo merecen que sea condenado al mayor de los ostracismos el macabro estúpido que osó sacarlas a la palestra.
Como poeta eres espléndido, lo digo como lo siento y sabes que no es coba, pero cuando prendes la bayoneta y te pones guerrillero eres la hostia. Puf... menudo broncazo que le has metío ar shavalito ese de los linces, a la sazón edil almonteño, joé...
ResponderEliminarEa, hoy pide lo que tu quieras...
Veo que el cantor no sólo no se calla sino que denuncia a voces, no hay muchos valientes que se atrevan y sí muchísimos electroencefalogramas planos para denunciar. Por qué Linux?
ResponderEliminarKai, de guerrillero a guerrillero, gracias por tu apoyo.
ResponderEliminarNo, leuma, el cantor, aun sin ser valiente y tener miedo, no, no se calla. ¿Porqué Linux? Porque el tío es todo un lince (eso sí, una de subespecie emparentada con las más indeseables alimañas, muy difícil de extinguir.
Abrazos.